La fascitis plantar es la inflamación de la fascia plantar, una gruesa banda de tejido fibroso y elástico que recubre la musculatura de la planta del pie y va desde el calcáneo, el hueso del talón, hasta la cabeza de los metatarsianos, en la raíz de los dedos. En torno a un 10% de la población puede tener problemas en la fascia plantar a lo largo de su vida, es un problema bastante recurrente.
Habitualmente, a partir de los 50 años suele ser más frecuente en mujeres, generalmente asociada a sobrepeso y a un acortamiento de los gemelos, favorecido por el uso de tacones. En hombreS suele estar más relacionada con sobrecargas deportivas, aunque esta tendencia se está igualando, según precisa en una entrevista con Infosalus Marisa Gómez, traumatóloga de la Unidad de Pie y Tobillo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
“Esta estructura es muy superficial, se encuentra justo por debajo de la grasa y la piel de la planta del pie, y tiene una importancia fundamental para el mantenimiento de la anatomía del arco plantar, de la bóveda del pie, y para el desarrollo normal de la pisada. Es pues un elemento anatómica y biomecánicamente muy importante”, advierte.
Según indica, no se trata de una estructura aislada, sino que se continúa por la parte posterior del talón con el tendón de Aquiles y con la musculatura de la pantorrilla, los gemelos y el sóleo (el triceps sural), que a su vez forman parte de la cadena muscular posterior de la extremidad. “Cualquier problema a lo largo de esta cadena, como por ejemplo unos gemelos cortos, puede repercutir sobre la fascia plantar, y a menudo vemos que coexiste una fascitis plantar con una tendinopatía …
Asimismo, dice que hay factores anatómicos que condicionan una mayor sobrecarga de la fascia plantar, como son el pie cavo, en el que hay un aumento del arco plantar y un menor apoyo en el borde externo del pie, el pie plano-valgo, y la pisada pronadora.
En este sentido, la doctora Gómez destaca que la fascitis plantar representa un problema bastante común, de los más habituales en la patología del pie. “Es difícil precisar su prevalencia porque no todos los pacientes acuden al médico, algunos van directamente al fisioterapeuta o al quiropráctico, otros son atendidos por médicos deportivos o rehabilitadores y, generalmente, se dirigen al traumatólogo cuando se trata de un problema resistente a otros tratamientos”, reconoce.
Asimismo, sostiene que es más habitual a partir de los 45 o en deportistas ya que con el paso de los años la fascia plantar, al igual que otros tejidos del organismo, tendones, ligamentos y fascias, va perdiendo elasticidad. Además, señala que con la edad también solemos ganar peso. “La sobrecarga ponderal y la sobrecarga funcional, como en deportistas que practican carrera, salto, y en personas que realizan largas caminatas, sobre todo por terreno irregular, o que permanecen de pie de forma prolongada en su trabajo o utilizan calzado reforzado de suela muy dura, someten a la fascia plantar a una tensión excesiva”, alerta la doctora Gómez.
PRINCIPALES SÍNTOMAS Y TRATAMIENTO
Entre los síntomas de la fascitis plantar se encontraría principalmente el dolor, generalmente en la inserción de la fascia en la parte posterior e interna del talón, que puede percibirse como agudo, tipo pinchazo, muy localizado, o más sordo y difuso, incluso quemante, e irradiarse por la planta del pie.
En el caso de los deportistas describe que en las fases iniciales de la fascitis, posiblemente el dolor sólo aparecerá por la mañana y después de hacer deporte. Esto se debe, según precisa, porque al levantarnos de la cama a postura mientras dormimos favorece el acortamiento de la fascia plantar, y al ponernos de pie, al cargar el peso del cuerpo sobre ella, se produce un estiramiento brusco de ésta y esto estimula las terminaciones nerviosas.
“Cuando ya hemos caminado durante un rato la fascia se va estirando (se va ‘calentando’) y el dolor va cediendo. En el deporte, como ya dije, la carrera y el salto generan impactos repetidos sobre la fascia que pueden llegar a superar su capacidad de estiramiento e incluso a producir microroturas del tejido. Si hay molestias, sobre todo si son intensas o recurrentes, no es recomendable seguir haciendo deporte. Lo aconsejable es dejar en reposo la fascia para favorecer su recuperación y tomar las medidas terapéuticas oportunas”, aconseja la especialista de la Unidad de Pie y Tobillo del Hospital Ramón y Cajal de Madrid.
En cuanto al tratamiento la experta considera que el primer paso es evitar añadir más sobrecarga a la fascia plantar, es decir el reposo funcional y deportivo. “Se procurará utilizar un calzado adecuado con la suela gruesa que amortigüe y absorba bien los impactos, y taloneras viscoelásticas siliconadas para descargar el apoyo en la inserción de la fascia. Incluso, según la intensidad de la sintomatología, puede ser recomendable hacer descarga parcial o total con bastones”, aconseja.
A su vez, dice que se realizará un tratamiento sintomático del dolor y de la inflamación con analgésicos, antiinflamatorios, y frío local, y medidas de fisioterapia como masajes y estiramientos.
La electroterapia, las ondas de choque, así como las infiltraciones locales con corticoides, reconoce que son muy eficaces. “La inyección de PRP ( plasma rico en plaquetas o células madre) puede facilitar la regeneración de la fascia en casos rebeldes y cuando se han evidenciado microroturas. Y por último, la cirugía de liberación de la fascia plantar es un último recurso que tiene muy pocas indicaciones”, reconoce la traumatóloga.
Por ello, la doctora Gómez ve fundamental la corrección de aquellos factores que predisponen a la sobrecarga de la fascia plantar: el acortamiento de los gemelos, mediante estiramientos excéntricos de la cadena posterior, inyecciones de toxina botulínica, e incluso la liberación gemelar quirúrgica en casos resistentes a tratamiento conservador; la compensación del pie cavo, del pie plano y pronado mediante la utilización de plantillas a medida (o cirugía si fuera preciso), y un calzado deportivo adecuado.
“Se puede prevenir corrigiendo los factores anatómicos predisponentes (con estiramientos y plantillas como hemos visto), utilizando un calzado adecuado, una zapatilla deportiva que optimice la pisada, controlando nuestro peso, calentando bien antes de las actividades deportivas, y estirando después. De hecho todos nos beneficiaríamos de hacer regularmente una rutina de estiramientos”, considera la experta del Ramón y Cajal de Madrid.
ESPOLÓN CALCÁNEO VS. FASCITIS PLANTAR
Finalmente, la traumatóloga precisa que no es lo mismo la fascitis plantar que el espolón calcáneo, un tema que suele generar bastante confusión. “A los pacientes les preocupa mucho el espolón, ese pico de hueso en el calcáneo, y muchas veces confunden ambos problemas. El espolón es la consecuencia de la tracción excesiva mantenida de la fascia sobre su inserción en el calcáneo, que puede acabar produciendo pequeñas roturas del tejido, y como reparación de las mismas se forma esa osificación en forma de pico”, aclara.
Es más, sostiene que el espolón no es la causa del dolor, sino la consecuencia de la fascitis. “Puede haber fascitis sin espolón y también permanecer el espolón una vez resuelta la fascitis. Generalmente tratar la fascitis será suficiente y no es necesario quitar el espolón, aunque también hay algunos espolones dolorosos ‘per se'”, precisa la experta.
Fuente Infosalus