Pies y piscina

Aunque hay piscinas cubiertas que abren todo el año, es en verano cuando las piscinas en general retoman su protagonismo e importancia. ¿A quién no le gusta un buen chapuzón para combatir el calor?

Ya sea para las piscinas cubiertas o para las piscinas al aire libre de verano, en este artículo te contamos cómo se produce el contagio, cuáles son las patologías más frecuentes y qué consejos hay que seguir para evitar posibles infecciones.

¿Hay riesgo de contagio en las piscinas?

El cuerpo alberga más de 100.000 hongos, algunos de ellos son muy útiles y estables, mientras que otros, en determinadas condiciones (como el calor y la humedad), pueden multiplicarse muy rápido y provocar infecciones.

Algunos de estos hongos los podemos contraer en espacios húmedos donde hay agua estancada; como duchas compartidas, gimnasios, vestuarios o piscinas. Por lo tanto, se puede afirmar que sí hay riesgo de contagio en el agua estancada de las piscinas.

¿Cómo nos contagiamos en los pies?

El contagio se produce por contacto directo de nuestra piel con las esporas esparcidas en el suelo y otras superficies. En el caso de los hongos, cabe destacar que son patógenos oportunistas, es decir, buscan la mejor zona del cuerpo para poder instalarse.

Para proliferar prefieren los ambientes cálidos, húmedos y con poca luz, por ejemplo, bajo la uña en caso del hongo o bajo los epitelios en caso del papiloma, ya que ambas zonas reúnen todos esos requisitos.

Las situaciones de estrés y los estados de inmunodeficiencia potencian el contagio infecciones en los pies.

Consejos para prevenir infecciones y contagios

1. No intercambiar calzado con otros usuarios ni compartir toalla o material de piscina.

2. No es recomendable caminar descalzo por piscinas, duchas o zonas húmedas como vestuarios o gimnasios. En este caso, las chanclas serán tu mejor aliado para protegerte en estos espacios.

3. Mantener el pie seco. Es aconsejable secar bien los pies con una toalla limpia haciendo especial hincapié en los pliegues interdigitales (entre los dedos).

También se debe comentar que si nos suda mucho la piel (hiperhidrosis), es recomendable utilizar productos como talco o desodorantes de pies, evitando siempre la maceración. Por otro lado, si usamos calzado cerrado es aconsejable que favorezca la transpiración del pie evitando también el uso de fibras sintéticas en los calcetines o medias.

4. Tras la jornada de piscina, es aconsejable lavar las chanclas en casa manteniéndolas así limpias y desinfectadas diariamente.

5. Se recomienda hidratar por la noche los pies con cremas específicas. Además, hay que prestar especial atención si tenemos alguna afección previa en la piel (grietas, heridas, onicodistrofias…). En este artículo sobre “Pies secos. ¿Por qué es importante hidratar correctamente los pies?” te dejamos varias claves para mantener tus pies sanos e hidratados.

Infecciones más frecuentes y sus síntomas

Hay que comentar que son dos los tipos de patologías más comunes que encontramos en nuestro cuerpo: los HONGOS DERMATOFITOS (T. Rubrum, T.Mentagrophytes o E.Floccosum) y las LEVADURAS (Candida Albicans).

A continuación nos centramos en los pies y en las infecciones más frecuentes que encontramos en los pacientes que visitan nuestras clínicas:

1. Onicomicosis u hongos en las uñas

Se refiere a la infección micótica (por hongos) de la uña. Cuando la uña está contagiada comienza a cambiar tanto en el crecimiento como en la forma. Estos son algunos de los síntomas que indican que sufrimos esta patología:

  • Decoloración: puede ponerse blanca, amarilla o marrón.
  • Pérdida de brillo.
  • Engrosamiento y rugosidad.
  • Pérdida de continuidad de la uña.
  • Fragilidad o desmoronamiento de la uña.
  • Mal olor al cortar la uña.
  • Separación de la uña del lecho ungueal.
  • Enrojecimiento e inflamación del tejido que la rodea.

2. Pie infectado por hongos

La patología más frecuente es la conocida como Pie de atleta o Tinea Pedis. Se trata de la infección micótica que afecta directamente a los pliegues interdigitales (entre los dedos) y la planta del pie. Varios de los signos que nos indican que sufrimos este problema son:

  • Piel seca y descamada.
  • Sensación de picor intenso y quemazón.
  • En casos más agudos, pueden aparecer vesículas que supuran.

3. Pie con papiloma o verrugas plantares

El Virus del Papiloma Humano (VPH) se conoce, entre otras cosas, por ocasionar algunas lesiones cutáneas como las verrugas plantares. Pueden localizarse de forma aislada o en conjunto pero los síntomas que nos indican esta patología son los siguientes:

  • Hiperqueratosis en la zona (callosidades).
  • A través de la piel que lo recubre, se puede apreciar puntos negros correspondiendo a capilares trombosados.
  • Alrededor del papiloma suele aparecer una zona que lo delimita de la zona “sana”: un anillo de color blanquecino.
  • Cabe comentar que según la localización pueden ser dolorosos.

En definitiva, en verano hay que prestar especial atención al cuidado de nuestros pies para evitar posibles infecciones. Además, acudir al podólogo ante cualquier sospecha será clave para prevenir o curar la patología y continuar disfrutando del calor y el buen tiempo.

Fuente Podoactiva