El tratamiento del Hallux Valgus depende del grado de deformidad, la edad del paciente y su actividad. Cuando la deformidad se encuentra en su inicio y su diagnóstico es temprano, se pueden adoptar técnicas conservadoras/preventivas.

Esto es debido a que la función del pie durante la marcha, junto con otros factores (genéticos, tipo de calzado, etc.), son los responsables de que los segmentos óseos se deformen progresivamente.

Así, tanto si se realiza una corrección quirúrgica como en caso contrario, deben utilizarse soportes plantares con las correcciones oportunas (barra retrocapital, arco longitudinal) con la finalidad de compensar el funcionamiento pato-mecánico del pie, limitando así las fuerzas que producen el progreso de la deformidad.

El diseño del calzado es de máxima importancia, debiendo alojar sin comprimir la exostosis o bunión. Este puede ser protegido por juaneteras, siendo recomendables aquellas confeccionadas a medida en silicona por el podólogo u ortoprotesista.

Los correctores nocturnos tienen la función de crear una realineación de la articulación. Consisten en un dispositivo prefabricado en termoplástico con un sistema de tracción regulable, con el que podemos aumentar la fuerza progresivamente a medida que la corrección ocurre.

En los casos en los que existen manifestaciones clínicas como dolor, artrosis en la articulación, matatarsalgia, dedos en garra secundarios o incluso dolor en rodillas y caderas estará indicado el tratamiento quirúrgico.

Hay que tener en cuenta que, aunque existen numerosas técnicas, este es siempre un proceso complejo.

Informacion  por gentileza de: blog de Orliman,  www.ortopediaprofesional.com