Dolor crónico

El 20% de la población europea sufre esta patología que cuesta a las administraciones 240 billones de euros al año, ya que estas personas consumen hasta tres veces más recursos sanitarios

Uno de cada cinco españoles sufre dolor crónico, es decir, más de nueve millones de personas en nuestro país padecen esta enfermedad invisible y altamente incapacitante. Una incidencia igual se produce en el conjunto de la Unión Europea y eleva la cifra de afectados a más de 150 millones en los Estados miembros, lo que se traduce en un elevado coste para las arcas comunitarias superior a los 240 billones de euros al año.

Las cifras son de tal magnitud que el simposio sobre el Impacto Social del Dolor (SIP por sus siglas en inglés) ha hecho una llamada a la acción a los políticos europeos: “El nuevo Parlamento europeo y la Comisión tienen una oportunidad real de mejorar la vida de cientos de miles de ciudadanos de la UE y de ahorrar a la vez miles de millones en dinero de los contribuyentes”. Son palabras de Brona Fullen, presidenta de la Federación Europea de Sociedades del Dolor (EFIC), la organización responsable de la parte científica del SIP que, con la financiación de la compañía farmacéutica Grünenthal y el apoyo de los pacientes (representados por Pain Alliance Europe PAE) y de la sociedad civil (Active Citiezenship Network ACN), ha reunido esta semana en Bruselas a decenas expertos europeos en los distintos abordajes del dolor crónico en un simposio de alto nivel. Así, en su décimo aniversario, la edición 2019 del SIP ha centrado sus esfuerzos en transmitir las soluciones necesarias en la próxima década, especialmente, en el ámbito laboral ya que el dolor crónico es responsable del 50% del absentismo en la UE y del 60 por ciento de las incapacidades permanentes.

Más conciencia

En este sentido, desde la PAE, representada en el simposio de Bruselas por Deirdre Ryan y Liisa Jutila, se reclama “una combinación de entornos de trabajo más flexibles y una mejor atención para las personas con dolor crónico” con el objetivo de “desbloquear un mundo de potencial para los pacientes y la economía”.

César Margarit, anestesiólogo, jefe de la Unidad del Dolor del Hospital General Universitario de Alicante y representante del SIP España, ha explicado a A TU SALUD que “el dolor crónico es una enfermedad física, psicológica y social” que, si no se trata, “provoca ansiedad, depresión, retraimiento social y cambios conductuales en la vida social, laboral y de pareja porque es un dolor diario”. Además, “las personas que lo padecen tienen más dificultad para encontrar trabajo, más posibilidades de perderlo y de rendir menos en él y usan tres veces más los recursos sanitarios hasta un impacto económico del 3% del Producto Interior Bruto de los países”.

Soluciones

Y sin embargo, el dolor se puede medir y tratar. “Lo medimos –explica el doctor Margarit– con escalas que lo evalúan y tenemos escalas adaptadas para poblaciones vulnerables como niños, ancianos, casos de demencia y de tortura; y el tratamiento es farmacológico, con terapias cognitivo-conductuales y con técnicas intervencionistas”. Las buenas noticias, como detalla este especialista, son que “hemos logrado, gracias al desarrollo de la EFIC, un currículo sobre lo que debe saber acerca del dolor el enfermero, el psicoterapeuta, el médico y fisioterapeuta que lo trata; y también hemos conseguido que se encuentre en la Agenda Europea la Empleabilidad de los trabajadores con dolor crónico (no sólo en España)”. Además, constituye un hito el reciente reconocimiento y clasificación del dolor crónico como una enfermedad en sí mismo y no como un síntoma de otra dolencia, pero hace falta que la International Classification of Diseases (ICD) que lo reconoce se implante en todos los países de la UE. Otro de los retos pendiente es “que el dolor sea un indicador de calidad de la salud”. Se cuenta entre los grandes objetivos del SIP al que se suman la mejora de la formación de los profesionales sanitarios, de los pacientes y de la sociedad en general, la inversión en investigación del dolor a nivel europeo y nacional, y la mejora de las condiciones de trabajo de las personas con dolor crónico.

“En España hacen falta más unidades de dolor”

El Sistema Nacional de Salud (SNS) español es pionero y un modelo a seguir en el abordaje del dolor crónico, pero queda camino por recorrer. El doctor Margarit nos ha explicado que “en España hay más de 180 unidades de dolor y las hay muy buenas. Las de nivel 3 son las de mayor complejidad y son multidisciplinares. Ese es el modelo. Para lograr la excelencia, hay que crear historias clínicas con registro de datos y desarrollar una labor continuada de investigación y docencia”. Según este experto, tenemos “un déficit en formación –se estudia más el dolor en Veterinaria que en Medicina–, hacen falta más unidades de dolor para un abordaje siempre multidisciplinar, un cambio del modelo asistencial para que el paciente no se tenga que mover en el sistema sanitario y un empoderamiento terapéutico que dé pacientes expertos”.

Fuente La Razón