¿Qué es la artrosis de tobillo?
La artrosis de tobillo es el desgaste y progresivo deterioro y pérdida del cartílago que recubre las superficies articulares de esta articulación, principalmente las caras articulares de la tibia, peroné y astrágalo.
En condiciones normales, el cartílago articular, situado entre los extremos o superficies de los huesos, actúa de almohadilla facilitando el movimiento de la articulación y amortiguando el roce que se produce entre ellos cuando hay movimiento. Sin embargo, con el paso del tiempo y, sobre todo, a raíz de secuelas de traumatismos y fracturas, la articulación degenera y aparecen síntomas como dolor, rigidez, inflamación y dificultades para caminar.
Aunque no es tan habitual como la de cadera o rodilla, la artrosis de tobillo puede llegar a limitar la capacidad de movimiento de quien la padece y, por tanto, interferir en su vida diaria. El tobillo es el gran amortiguador de la extremidad inferior y reparte el peso del cuerpo hacia delante y atrás mediante el hueso astrágalo. La artrosis de esta articulación es por tanto muy limitante.
¿Es frecuente la artrosis de tobillo?
Aunque la artrosis en general es una enfermedad muy común y el tobillo es la articulación cuyo cartílago padece mayor estrés biomecánico por centímetro cuadrado, su incidencia en el tobillo es significativamente menor que la de rodilla o cadera.
No obstante, de acuerdo a datos de la Clínica Condes publicados en su revista médica, si atendemos a la causa de esta patología, la presencia de traumatismos o fracturas previas son la causa más frecuente en el tobillo (65-80%), frente a la de cadera o rodilla (9,8% y 1,6% respectivamente).
Dado que los traumatismos en los tobillos son más comunes en personas que realizan deportes intensos o de riesgo, la artrosis en esta articulación es más frecuente entre la población joven que en pacientes de más edad, al contrario de lo que ocurre con la de cadera o rodilla.
¿Cúales son sus causas?
Como se ha comentado, la artrosis de tobillo es producto del desgaste del cartílago de las superficies articulares, debido al uso y la tensión continuados a lo largo del tiempo. En consecuencia, los huesos pierden la cubierta articular que les protege (cartílago) y rozan entre sí sin la protección del cartílago (o con disminución de esa protección), lo que provoca síntomas como dolor e inflamación.
Sin embargo, en el caso del tobillo, la primera causa de la artrosis son secuelas de traumatismos o lesiones como fracturas o esguinces severos de la articulación o una lesión del cartílago llamada osteocondritis, generalmente a consecuencia de traumatismos o alteraciones vasculares que afectan al cartílago directamente.
Otra posible causa de la artrosis del tobillo es un posicionamiento anormal de la articulación derivada, por ejemplo, de condiciones como tener el pie plano.
Por último, puede haber casos en que no se conozca la causa –artrosis idiopática-.
¿Qué síntomas y signos tiene la artrosis de tobillo?
La artrosis de tobillo suele manifestarse con dolor -que al principio puede confundirse con dolor residual de la lesión previa (generalmente traumatismos o fracturas), sensación de presión, rigidez e inflamación en la articulación. Progresivamente, se va perdiendo fuerza, movilidad y funcionalidad, aparece dificultad para andar y se ralentiza la marcha, sobre todo, en largas distancias y terrenos irregulares.
Cuando la artrosis avanza, el tobillo se desvía hacia dentro –deformidad en varo– y puede acabar teniendo lugar la destrucción total del cartílago. En este caso, la persona es apenas capaz de caminar. De hecho, la artrosis de tobillo puede ser tan discapacitante como la de cadera y limitar la vida diaria.
¿Cómo se trata o cómo aliviar el dolor?
La primera línea de tratamiento se basa en opciones no quirúrgicas como las siguientes:
- El tratamiento se basa principalmente en el uso de dispositivos ortopédicos y férulas. Las plantillas a medida pueden amortiguar el impacto de la marcha y así reducir la presión y el dolor, además de mejorar el posicionamiento del pie, mientras que las férulas restringen el movimiento del tobillo y le dan soporte.
- Para hacer frente al dolor y la inflamación y como medida sintomática, se puede emplear medicación analgésica y antiinflamatoria. Los antiinflamatorios no esteroideos (AINE), así como analgésicos pueden contribuir a aliviar el dolor y la inflamación. En algunos casos, pueden ser necesarios fármacos con esteroides.
- Inmovilización. En algunos casos, será necesario inmovilizar la articulación mediante el uso de yeso o férulas.
- Infiltraciones de ácido hialurónico o de corticoides. Pueden ser también muy efectivas en el caso de artrosis de tobillo.
- Realización de ejercicios de fisioterapia. Contribuyen a mejorar la fuerza, flexibilidad y movimiento de la articulación y, de esta manera, aumentar la estabilidad de la persona.
En caso de ser necesaria la cirugía, las opciones pueden ser:
- Artroscopia de tobillo. Se limpia la articulación de protuberancias óseas –osteofitos- y se regulariza su superficie. No requiere ingreso, es mínimamente invasiva y puede mejorar mucho el dolor.
- Artrodesis de tobillo. Consiste en la fijación del tobillo, que se realiza solo en casos muy graves con destrucción evidente del cartílago. Aunque el tobillo pierde capacidad de flexión y extensión, el resto de las articulaciones del pie suplen esta carencia.
- Prótesis de tobillo. Puede llevarse a cabo en casos muy concretos en los que el paciente tiene más edad, la artrosis es severa y no hay deformidad. Se pierde capacidad de movimiento, pero aumenta la calidad de vida.
4 consejos para convivir con la artrosis de tobillo
Aunque la artrosis de tobillo no tiene cura, las siguientes medidas pueden ayudar a mejorar los síntomas y retrasar su aparición:
- Evita deportes que fuercen la articulación.Por ejemplo, los que impliquen correr, saltos o giros como correr o los deportes de pelota, raqueta y contacto. En cambio, el ejercicio en piscina, la musculación y la bicicleta contribuyen a mantener la movilidad y la fuerza del tobillo.
- Mantén a raya el sobrepeso.Para perder peso o mantener el adecuado, realiza ejercicio físico de manera regular y come de manera variada y equilibrada, sin abusar de grasas y azúcares. Ingiere también frutas y verduras en abundancia.
- Incluye en tu dieta alimentos ‘amigos’.Algunos estudios afirman que el brócoli bloquea una enzima que daña el cartílago articular. También es beneficioso el jengibre, que posee efectos antiinflamatorios, al igual que el salmón y el aceite de oliva y el de soja, ricos en Omega 3. Así mismo, toma cítricos, ricos en vitamina C.
- Cuando sufras esguinces, traumatismos o fracturas, sigue fielmente los consejos de tu médico.Una fractura mal curada o esguinces repetidos pueden ser causa de artrosis de tobillo. Evitar sus secuelas o cronificación depende mucho de la colaboración y paciencia del paciente en su curación.
Fuente Cinfasalud