Caminar es la mejor actividad que podemos recomendar a cualquier persona mayor, pero es necesario prestar a nuestros pies los cuidados necesarios para poder paliar los efectos del paso del tiempo.
Por ello, si una revisión podológica está indicada para cualquier persona mayor, esta cobra mucha más importancia en un paciente con Alzheimer, ya que la pérdida de capacidades cognitivas va a dificultar mucho el correcto cuidado de los pies. ¿Cómo afecta esta enfermedad a la salud de los pies de un paciente con Alzheimer?, ¿qué consejos habría que seguir?
Consecuencias del Alzheimer en los pies
Cualquier pequeña lesión en un paciente sin esta enfermedad no tendría mayor relevancia (como la rozadura de un zapato), pero en pacientes con Alzheimer puede tener consecuencias mucho peores, ya que la persona no es consciente de dicha herida, pudiendo convertirse en una úlcera con el consiguiente riesgo de infección y complicaciones.
Acudir periódicamente al podólogo para el correcto corte de las uñas y el mantenimiento de un pie sin lesiones en la piel, garantizará una mayor calidad de vida de estos pacientes. Además, conforme avanza la enfermedad, vamos a observar una mayor inestabilidad en la marcha junto con una disminución del tiempo de vuelo del paso y un aumento del tiempo de apoyo. Esto quiere decir que cada vez el paciente camina dando pasos más cortos.
En las fases iniciales de la enfermedad, un correcto diagnóstico de la marcha y unas plantillas personalizadas mejorarán la estabilidad de la marcha en gran medida, evitando riesgos añadidos como las caídas.
8 consejos para cuidar los pies de un paciente con Alzheimer
- Corte uñas. Corte recto de las uñas del pie, evitando esquinas que favorezcan a la uña incarnada, es decir, que la uña se acabe clavando en la carne.
- Hidratación de los pies. Lo ideal es hidratar los pies cada noche antes de dormir con cremas podológicas, una crema que lleve urea en una concentración entre el 10 y el 20% ayudará a tener la piel más elástica y disminuirá por lo tanto el riesgo de lesión.
- Callicidas. No usar nunca callicidas para el tratamiento de durezas o callosidades, ya que pueden generar una quemadura que puede complicarse.
- Higiene. Es recomendable realizar un baño con agua templada, secar minuciosamente el pie, sobre todo, en la zona entre los dedos y debajo de los mismos, ya que el mantenimiento de la humedad favorecerá la aparición de hongos, papilomas, etc.
- Estudio biomecánico de la pisada. En caso de presentar signos de inestabilidad, como caídas frecuentes, es aconsejable realizar un estudio biomecánico de la pisada para valorar la posibilidad de mejorar el apoyo mediante unas plantillas personalizadas.
- Acudir al podólogo regularmente. Especialmente si presenta cualquier tipo de anomalía en la piel o en las uñas como callosidades o uñas incarnadas, entre otras.
- Calzado adecuado. Usar un calzado de horma suficientemente ancha para evitar las rozaduras. a su vez debe de tener una suela antideslizante y cuyo tacón no sea mayor a 2-3 cm.
- Cuidados especiales. Si hay un estado avanzado de la enfermedad, lo ideal es que el cuidador examine el interior del zapato antes de que lo use el paciente ya que cualquier pequeño elemento o piedra del interior podría generar una úlcera en el pie, debido a la pérdida de sensibilidad y a la dificultad para expresarse con claridad.
En definitiva, en pacientes con Alzheimer hay que tener un especial cuidado con los pies para evitar lesiones. Además, las plantillas personalizadas pueden ser un tratamiento que mejore la estabilidad de estas personas ya que cambia el ritmo de la marcha al caminar.
Un correcto cuidado de los pies nos garantiza una mejora considerable en la calidad de vida de cualquier persona mayor y, por supuesto, en todos aquellos pacientes afectados por Alzheimer.
Fuente Podoactiva